¿Quién
no se preguntó alguna vez si los sueños son premonitorios? ¿Alguna vez te
preguntaste para que soñamos? La respuesta puede ser mucho más simple y sin
tantas fantasías o suposiciones.
El
soñar cumple con una función psicológica
más que importante, el sueño le permite
a nuestro organismo auto repararse para poder continuar su rutina diaria en
condiciones óptimas. Si bien es una función fisiológica, contiene elementos
cognitivos que son difíciles de decodificar e interpretar, un alto porcentaje
de contenido emocional y su combinación hace que se nos haga irresistible su
interpretación.
El tema fundamental, es que la lectura literal de los sueños no es la correcta, miremos la parte de la biblioteca que elijamos, todo dependerá del autor que los haya estudiado para que nos den los parámetros que debemos considerar a la hora de interpretarlos.
Siempre
suspiramos por visiones de belleza, siempre soñamos mundos desconocidos.
(Max
Jabob)
La
mayoría sigue la teoría de Freud que junto con sus seguidores sostienen la
postura del fundamento fisiológico “los sueños son deseos reprimidos que emergen
en momentos en que la censura de nuestra psiquis esta menos alerta”. Otros
autores, como Hobson lo consideran un producto fisiológico de nuestra psiquis
totalmente descartable.
¿Cuál
es la postura que prevalece para responder para que soñamos? Los sueños
responden a la consolidación de nuestra
memoria, su función psicológica se basa en que el sueño REM consolida nuestra
memoria y luego de un buen sueño, la recuperación de nuestros recuerdos es más
efectiva.
Aunque
no es una posición universalmente aceptada, ya Vertes, (2000) en sus escritos
asegura que la función primaria del
sueño REM es puramente fisiológica pero insiste en que, su objetivo fundamental
es otorgar a nuestro cerebro la
estimulación necesaria para que se recupere totalmente del sueño profundo.
En
lo que coinciden todos o casi todos es en afirmar que el sueño actúa sobre
nuestra memoria emocional permitiendo activar los circuitos cerebrales
asociados a la emoción, como el sistema límbico y la amígdala lo que facilita el control consciente de la corteza frontal y
la entrada y salida de estímulos, es así que desactiva las partes del tronco cerebral.
Planteamos
la hipótesis de que lo que consolida el sueño es la actitud, entendida como preparación
a actuar (Bull, 1951), en la que se inhibe la acción, y al inhibirse la acción
aparece el componente emocional, en el mismo sentido que da Frijda (1989) a las
emociones como preparaciones a actuar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario